El oro blanco, sal del desierto

Alguna vez, el salitre unió estrechamente a la ciudad de Hamburgo con la pampa salitrera chilena. El narrador viaja a las soledades del desierto de Atacama; tras los pasos de su tío abuelo Henry Sloman y de su bisabuelo, Hermann Fölsch. Sus familiares llegaron a Chile como simples dependientes y muy pronto, gracias a la explotación y comercio del salitre, hicieron una gran fortuna. El viaje a través del desierto va develando tanto la vida en las colonias salitreras, como en las ciudades donde viv’an los barones del salitre. Cabr’a decir que el nitrato de chile fue "oro blanco" para los europeos; y "sal del desierto" para los trabajadores chilenos. A los primeros dio riqueza duradera; a los segundos sólo riqueza pasajera; la sal se diluyé y sólo quedá el oro.

Narrativamente, Krieg y Nolte nos llevan en un viaje a través de un archipiélago: las islas son ciudades dispersas, perdidas en un inmenso mar de arena, piedras, ruinas, recuerdos y reflexiones. Las entrevistas muestran a gente sencilla que habla sin resentimientos de las cicatrices que dejá el salitre. Sin embargo, el documental nos recuerda que donde hay una cicatriz, es porque hubo una herida.

Bernardo Cequera

(documentalista, Venezuela/Alemania)